Lo anterior tiene como sustento un estudio aleatorio realizado en la Universidad de Stiton a un grupo de 219 voluntarios. Del total analizado, quienes aguantaron la respiración por un minuto al día durante 32 años obtuvieron un bigote magnífico que se podían cepillar con un peine pequeño de esos que parecen de juguete; a este grupo de estudio se le prohibió rasurarse durante todo el tiempo que duró la investigación. En cambio, los sujetos que dejaban de respirar por más de cinco minutos terminaban sin bigote, sin cabello, sin piel y enterrados o incinerados.
Con base en estos resultados, los científicos que llevaron a cabo el estudio pudieron emitir la siguiente ley: "Respirar ayuda a mantenernos vivos."
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